¿Fue Muhammad quien escribió el Corán?
Cuando hablamos sobre este malentendido, es interesante destacar que ninguna otra escritura religiosa afirma ser la palabra directa de Dios en su totalidad de una forma tan clara y frecuente como en el Sagrado Corán. Así como el mismo Corán dice: “si hubiese sido escrito por el hombre, se habría encontrado muchas discrepancias en él”. En el momento de la revelación, los árabes se dieron cuenta de que el lenguaje del Corán era único y, sin duda alguna, diferente al que normalmente utilizaba el Profeta Muhammad, la paz sea con él. Además, los árabes de esa época eran populares por su hermosa poesía y era bien sabido que Muhammad era un hombre analfabeto. El mismo Corán dice que Muhammad no sabía ni leer ni escribir, por lo tanto, si esta afirmación no hubiese sido cierta, su gente lo habría desmentido y rechazado pero no hay indicaciones de que lo hicieran. Ciertamente hubo gente que negó su mensaje, tal y como le pasó a otros profetas, pero no fue por este motivo. Al contrario, Muhammad, la paz sea con él, tuvo miles de seguidores fieles y como resultado de sus esfuerzos, el Islam se extendió desde España a China en poco más de un siglo. También es interesante resaltar que, a pesar de que el Corán no es poesía, los árabes dejaron de escribirla notablemente después de que fue revelado.
Se podría decir que el Corán es la obra maestra de la literatura árabe por excelencia y los contemporáneos de Muhammad se dieron cuenta de que no podrían producir algo semejante. Además, es fácil probar que Muhammad no poseía mucho conocimiento de lo que se expone en el Corán: así como el conocimiento de los acontecimientos históricos, de los profetas anteriores y de los fenómenos naturales. El Corán afirma varias veces que Muhammad y su pueblo no sabían de estos temas, por lo que, de nuevo, si esto no fuera cierto, sin duda sus contemporáneos hubieran rechazado sus declaraciones.
Basta decir que el Corán no es solamente la escritura más memorizada y mejor conservada de la tierra, sino que también es inigualable en elocuencia, impacto espiritual, claridad del mensaje y la pureza de su verdad.
